Luego de una intensa campaña encabezada por sus abogados y por cientos de personas solidarias en todo el mundo, incluidos un millar de correos electrónicos dirigidos al Buro de Prisiones, Gerardo fue sacado de su celda de aislamiento.
Leonard Weinglass, uno de sus abogados, que lo visitó en la prisión el fin de semana pasado, describió las duras condiciones en que se encontraba. "Su espíritu está en alto pero está sufriendo mucho", dijo.Contó que el aire de la celda estaba tan viciado que Gerardo tenía que acostarse en el piso para respirar el aire que entraba por debajo de la puerta. También dijo que le dieron unas sábanas sucias que tuvo que lavar él mismo en el toilet. Con más de 35 grados centígrados no podía ducharse porque el agua que salía de la ducha estaba hirviendo. Tampoco pudo tomar la medicina que le habían recetado para controlar su presión.
Afortunadamente, para el alivio de todos nosotros, Gerardo ha sido devuelto con el resto de la población del penal.