De mosquitos, amores y odios.
Gonzalo Perera (contratapa de EL POPULAR, Viernes 2 de setiembre)
Menudo
budismo el de Gerardo Hernández Nordelo. Por amor a Cuba, y a la raza
huma, la (in)Justicia de los Estados Unidos y Endeudados de América, lo
condenó a 2 cadenas perpetuas, más 15 años de prisión, más la obligación
de mantenerse alejado de las instituciones terroristas de la mafia
anticubana de Miami a las que logró
acceder.
Dado el nivel de delirante disparate reunido en el párrafo anterior, repasemos algunos hechos básicos.
Gerardo
es un ciudadano cubano. Tras una ola de atentados con bombas en los
hoteles de La Habana en los que dejó su vida un joven ciudadano
italiano, tras la larga lista de atentados que ha segado la vida de unas
3.478 personas, cubanos y ciudadanos de otros países, Gerardo, junto a
cuatro compañeros ( Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez,
Fernando González Llort y Renée González Seheweret) infiltraron
organizaciones de la mafia de Miami a los efectos de predecir y evitar
nuevos atentados en suelo cubano. Dichas organizaciones no tienen, según
la (in)Justicia de USA
vinculación alguna con su gobierno. Por ende, infiltrarlas no supone
agresión alguna a USA como tal. Pero adicionalmente, en reiteradas
ocasiones y a título expreso, las cortes de USA calificaron dichas
organizaciones de "terroristas". Para cualquier televidente de CNN, o
del 4, 10 y 12, que es lo mismo, sería obvio que Gerardo y sus cuatro
compañeros (llamados "Los Cinco") deberían haber sido condecorados por
el gobierno de USA, que dice ser el gran gladiador universal contra el
terrorismo, por su heroico y arriesgadísimo aporte.
Pues
no, si el terrorismo es contra Cuba parece que se mide con una vara muy
diferente. Tan diferente como para que los cinco estén en prisión desde
el 12 de setiembre de 1998. Tan diferente como para que la misma
(in)Justicia que
condenara a sólo 10 años de prisión a Leandro Argoncillo, ex-
asistente militar de los vicepresidentes Al Gore y Dick Cheney y
responsable comprobado de la filtración de más de 800 documentos
secretos sobre defensa nacional, condenara a Gerardo a 2 cadenas
perpetuas más quince años, más la inhibición de acercarse a los grupos
"terroristas" (insisto en el apelativo usado por la propia corte que le
condenara) anticubana de Miami.
Es
decir que Gerardo, previa consulta con el Dalai Lama, para dar cabal
cumplimiento a su pena deberá reencarnar al menos dos veces en sí mismo.
Gastar toda su vida presente en una prisión de USA, al igual que la
vida entera de su primera reencarnación. Y en la segunda, ahí sí , sólo
deberá cumplir 15 años de prisión y luego
mantenerse alejado de por vida a los herederos de Jorge Mas Canosa,
de los protectores del libérrimo Posada Carriles, o del fallecido
monstruo Orlando Bosch, ellos sí responsables de las bombas en los
hoteles, en el vuelo de Cubana de Aviación de 1976, etc.
Parece
delirio, pero es cierto. Tanto como que en estos días se agotan todas
las instancias legales que la (in)Justicia de USA prevee para apelar el
caso de Gerardo, por lo que semejante delirio puede devenir sentencia
irrevocable.
¿Ud. está dispuesto a tolerarlo, querido lector? Yo no, de ninguna manera.
Pero
si este delirio no bastara, la profunda crueldad, la inmensa capacidad
de odio del águila imperial se refleja en toda su bajeza en el otro
extremo, en el caso de Renée Gonzáles.
Condenado
a "apenas" 15 años de prisión, todo indica que está muy próxima su
libertad condicional. Pero el condicionamiento tendría ribetes de un
cruel y asquerosa ironía, de un nivel de perversidad y odio infinitos:
René debería vivir su libertad condicional en la ciudad de Miami, centro
de operaciones de la mafia anticubana a la que combatió.
Querido
lector: esto es como liberar a un preso a condición de que viva
en una jaula poblada de leones hambrientos. Es una pena de muerte muy
poco elíptica, decarada y que hasta hace pensar en la sonrisa divertida
de los "genios" imperiales que concibieron este "chiste" como forma
última de expresar su misera humana y su odio ciego hacia Cuba.
Y
en el supuesto caso de que Renée lograra sobrevivir en Miami, es
evidente que deberá permanecer bajo muy estrictas medidas de seguridad,
encerrado, siempre pendiente de las posibles agresiones, por lo cual su
libertad condicional tendría muchísimo de condicional pero nada de
libertad.
¿Ud. está dispuesto a tolerarlo, querido lector? Yo no, de ninguna manera.
¿Qué voy a hacer para
expresar mi indignación ante la (in)Justicia imperial, ante su crueldad, perversidad y criminal sarcasmo?
Pues todo lo que esté a mi alcance. A saber:
1)
En Facebook y Twitter, cada usuario pone una foto que aparece
identificándolo en la pantalla cada vez que se comunica. Pues desde hoy y
hasta el 12 de setiembre, mi foto será la de los cinco héroes cubanos
rehenes de la (in) Justicia imperial, acompañada de la consigna
"Libertad para los 5". Y pido y pediré a todos mis amigos y compañeros
que usan dichas redes sociales que levanten dicha foto de mi sitio y
hagan lo mismo.
2)
Imprimiré unas cuantas copìas de dicha foto,colocaré una en la puerta
de mi casa y recorreré las casa de los compañeros de mi barrio
pidiéndoles que hagan lo mismo. E invito a todos, según sus
posibilidades, a hacer lo mismo en su barrio, difundiendo el inmenso
atropello a la razón.
3)
Escribiré una carta, que haré circular por toda vía imaginable para
recolectar firmas, exigiendo el retorno inmediato de los 5 a su Cuba
querida, y no lo haré invocando la Revolución, sino la dignidad humana :
pediré a todos los hombres justos, de buena voluntad, aunque no estén
de acuerdo con la Revolución, que firmen expresando que el atropello
bestial y descarado tiene sus límites en este
planeta.
4)
Permaneceré atento a las actividades que organizará el Comité Uruguayo
pro Liberación de los Cinco y a las que se anuncien desde www.cubadebate.com u otros sitios amigos de Cuba.
El
genial Quino puso en boca de su personaje Libertad (nombre más que
pertinente) una frase que en su ternura, humor y profundidad, debe ser
el lema de nuestro accionar militante:
"Un mosquito no puede picar una locomotora, pero puede llenar de ronchas al maquinista".
Para
los despreciables
maquinistas de la locomotora de la guerra, de las invasiones, de la
muerte, de la injusticia alevosa, del odio militante, seamos y
multipliquemos mosquitos, que hagan mil y una pequeñas acciones, de
apariencia ínfima, pero que sumadas, pueden llenar de ronchas al
maquinista.
No por odio, no por sed de venganza, sino por amor, que de eso trata la Revolución.
Amor
a Cuba, amor a la Justicia, amor a la verdadera Libertad, pero sobre
todas las cosas, amor a lo mejor de la especie humana, donde quiera que
haya nacido.