El próximo 15 de junio
....Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González pronto cumplirán doce años de injusta prisión por haber luchado contra los terroristas anticubanos que gozan de escandalosa impunidad en Estados Unidos.
El caso de nuestros cinco compatriotas es rigurosamente silenciado por los medios informativos al servicio del Imperio. Cuando se sienten obligados a mencionarlos mienten descaradamente. La complicidad criminal entre Washington y los seudo-periodistas ha acompañado este caso desde el primer día.
El fraudulento “juicio” que se les impuso en Miami, el más largo de la historia norteamericana, fue ignorado completamente por esos medios. Pero en esa ciudad desataron una intensa campaña calumniando a los acusados y sembrando el temor entre los jurados con amenazas y provocaciones que llevaron a la Jueza a quejarse, sin resultado, desde el comienzo hasta el final de la farsa.
Ahora se sabe que esos llamados “periodistas” eran y son, en realidad, agentes asalariados del gobierno federal. Se conocen sus nombres y los muchos miles de dólares que recibieron. La organización no gubernamental que consiguió la desclasificación de la lista de los individuos involucrados sigue reclamando al Gobierno que revele también los contratos y otros datos elementales para medir el alcance de esta grave violación de la legalidad. Hasta ahora Washington se niega a hacerlo. ¿Qué más tratan de ocultar?
El próximo 15 de junio vence el plazo para presentar el recurso de “habeas corpus” a favor de Gerardo Hernández Nordelo. Esa es la única y última posibilidad legal que le queda luego que el Tribunal Supremo, a petición de la Casa Blanca, se negó a revisar su caso, ratificándole su condena a doble cadena perpetua más 15 años.
El caso de los Cinco es ante todo una desvergonzada prevaricación. El actual gobierno está obligado a ponerle fin del único modo posible: retirando todas las falsas acusaciones formuladas contra nuestros héroes y ordenando la inmediata liberación de todos ellos, sin excepción ni condiciones. Mientras no lo haga, el Presidente Obama no debería imaginar siquiera que él nos pueda convencer de que hay algo de verdad en sus promesas de cambio. Le toca a él demostrar que sí se puede.....