SE EQUIVOCÓ FEO EL PRESIDENTE
El Presidente Mujica recibió a la delegación opositora al sistema
social cubano, (porque no hay que confundirse, estos personajes que
reclaman libertades preconizan la restauración del capitalismo y la
entrega del país al imperialismo norteamericano que tiene desde hace 50 años bloqueada a Cuba) argumentando que es “el Presidente de todos los uruguayos”.
Mujica comete en esta cuestión tres errores, a mi juicio graves:
Dice (como antes Tabaré Vázquez) que es el presidente de todos
los uruguayos. Es cierto, pero llega a la Presidencia, por decisión de
la “mayoría” de los uruguayos que le dan su voto por el programa
que expone y por su perfil político. Esta es la ley de la democracia::
aplica el programa, votado mayoritariamente, y respeta los derechos
de la minoría. Nada más que eso. Es absurdo que haga una “ensalada” con todos los ingredientes programáticos de la mayoría y la minoría porque es el “Presidente de todos” y con la visión del mundo que “tienen todos”, que no es la del Partido que lo llevó al gobierno.
En segundo lugar, comete un gravísimo error (por no decir otra cosa
más gruesa): con su actitud está interviniendo en un problema interno de Cuba que es un país con el cual, el Partido que lo llevó al gobierno ha mantenido estrechas relaciones de amistad y solidaridad en su larga lucha en defensa de su autodeterminación. Preguntamos ¿Uruguay ha cambiado de política exterior? ¿O es una “señal” oportunista para quedar bien con el que hasta ahora ha sido el patrón de América Latina,exceptuando a Cuba?
En tercer lugar –y esto es muy lamentable- Mujica niega su propia
historia personal y política. Todos sabemos de donde provino
la “inspiración” tupamara que marcó diferencias sustanciales con
otros sectores de la izquierda uruguaya en el dramático período de
la represión pachequista. Es respetable su autocrítica de los errores
cometidos por él y su grupo en esa época pero entre ésta y la recepción a enemigos de la Cuba Socialista, hay tal distancia y caída en el tobogán de la indignidad, que huelgan más comentarios.
Ruiz Pereyra Faget